Los doce apóstoles de Jesús desempeñaron un papel fundamental en la difusión del cristianismo tras la muerte y resurrección de Cristo. Este artículo explora cómo cada uno de ellos encontró su final y las circunstancias que rodearon sus muertes.
Pedro y Andrés
Pedro, también conocido como Simón Pedro, fue crucificado en Roma bajo el emperador Nerón. Se dice que pidió ser crucificado cabeza abajo porque no se consideraba digno de morir de la misma manera que Jesús. Su hermano Andrés también fue crucificado, pero en una cruz en forma de X en Grecia.
Santiago y Juan
Santiago, el Mayor, fue el primer apóstol en ser martirizado. Fue decapitado por orden del rey Herodes Agripa I alrededor del año 44 d.C. Su hermano Juan es una excepción, ya que, según la tradición, no murió como mártir; él vivió hasta una edad avanzada y murió de causas naturales en Éfeso.
Felipe y Bartolomé
Felipe fue crucificado en Hierápolis, en Asia Menor. Fue un fervoroso predicador que encontró mucha oposición. Bartolomé, también conocido como Natanael, fue desollado vivo y luego decapitado en Armenia.
Tomás y Mateo
Tomás, conocido como el Dídimo o el incrédulo, fue asesinado por una lanza en la India, donde había llevado el evangelio. Mateo, el ex recaudador de impuestos, fue martirizado en Etiopía y algunas fuentes dicen que fue apuñalado.
Jacobo, hijo de Alfeo y Judas Tadeo
Jacobo, hijo de Alfeo, conocido como Santiago el Menor, según la tradición murió apedreado en Jerusalén. Judas Tadeo fue martirizado en Persia, junto con Simón el Cananeo.
Simón el Cananeo y Judas Iscariote
Simón el Cananeo, también llamado Simón el Zelote, fue martirizado en Persia. Finalmente, Judas Iscariote, quien traicionó a Jesús, terminó su vida suicidándose al colgarse después de su traición.
Entonces…..
Las muertes de los apóstoles reflejan tanto el ardor como los peligros que enfrentaron en su misión de difundir el cristianismo. Sus historias continúan siendo una fuente de inspiración y reflexión para muchos creyentes hoy en día.